En este capitulillo resumiré el despegue y el primer día de viaje. Al final os pondré algo sobre el alfabeto ruso, porque creo que sería una buena idea ir a Rusia sabiendo leer más o menos los carteles que se cruzarán por el camino ¡Ojo! No digo entender, digo leer, pues viene muy bien sobre todo para leer las paradas de metro, los nombres propios o los cartelitos de los comercios, por ejemplo, si pone “Cупермаркет” y no sabes leerlo pues te quedarás como si nada, pero si conoces ligeramente la lectura sabrás que pone “Supermarket”… Ya no te morirás de hambre. Además es muy sencillo, yo aprendí allí en un par de días.
Bueno, empiezo, que me enrollo y no paro colega:
El Eurolocos, como siempre, lo hice con mi colega Yisus, el gigantón, y surgió como casi siempre, quedamos un día, valoramos posibilidades y elegimos destino ¡Moscú! Se nos antojó Rusia y los países bálticos, que nos habían hablado muy bien de ellos. Así que así fue, compramos los billetes muy a lo loco y uno o dos días después nos dimos cuenta que para entrar en Rusia se necesita un visado ¡Vaya por Dios! Resuelto ya esto nos despedimos de nuestros trabajos y a viajar (literal, el día que tomamos el avión nos había tocado pringar).
El aeroplano salía sobre las 20:30, pero se nos retrasó una hora gracias a nuestros amigos controladores franceses, que estaban de huelga. Esto provocó un nerviosismo extraño en nosotros formándosenos furúnculos verdosos en el careto y una cagalera extrema, pues teníamos que hacer escala en Barcelona y nos iba a tocar hacerlo a toda prisa para no perder el siguiente vuelo. Finalmente no hubo problemo, pillamos el vuelo tranquilamente y salió todo mejor de lo esperado, ya que me tocó ventanilla y a Yisus le tocó al lado de un viejo orondo que le costaba respirar, y claro, un viaje de 5 horas al lado de un ser así, que no sabes si te va a morder o qué, pues puede ser terrible, pero como digo, le tocó a mi colega, yo me libré y me lo pasé muy bien.
Cinco horas nocturnas que uno debe pasar durmiendo, en teoría, pero a mí me cuesta dormir en estos lugares incómodos y mi amigo tampoco podía hacerlo por miedo a que el hombre de al lado le comiese, así que llegamos a Moscú a las 05:30 y sin dormir… Fatigoso principio.
Bueno, como en viajes anteriores llevamos a cabo lo de decidir alguna que otra cosa con los métodos de “piedra-papel-tijeras” o cualquier juego con naipes y que el azar nos empuje por el camino que quiera. Y a parte pusimos en marcha el juego del tortazo que ya expliqué en el anterior Eurolokos, pero que vuelvo a explicar.
Cada uno tiene la posibilidad de abofetear al otro una vez, con la fuerza que crea oportuno, pero este bofetón tiene que ser grabado en vídeo.
- Si no se consigue grabar en vídeo será castigado con una colleja por el compañero.
- Si no se consigue propinar el tortazo (puede ser esquivado) en todo el viaje pierde la oportunidad y será castigado con una colleja.
- Si se le va la pinza y repite el tortazo, el compañero tomará las medidas correspondientes, como es lógico.
Recordemos que en la anterior edición fui yo quien destrozó la cara de Yisus justo cuando terminaba el viaje y él no pudo devolvérmelo, por lo que recibió también un collejón. Pero bueno, dejemos esto, solo era algo de información.
El tema es que llegamos muy pronto a la capital rusa y no teníamos ni un rublo para el transporte, pues el aeropuerto del sur (Mododedovo) se encontraba como a cincuenta jodidos kilómetros del Centro, así que teníamos que pillar algo.
No queríamos sacar ni cambiar rublos (y menos en el aeropuerto), que nos hacen to el lío, así que compramos un billete de tren de una máquina con tarjeta mientras driblábamos a un taxista muy pesado que quería llevarnos él por un precio similar al billete, pero el encanto del tren no es tan fácil de persuadir.
El billete del tren nos costó 490 rublos (a cada uno), que al cambio son más o menos 6,60€. Una barbaridad, lo sabemos, pero en Madrid también te cobran unos “impuestos” por salir y entrar al aeropuerto similares que no son nada lógicos, pero bueno, había que llegar a la ciudad de alguna manera y decidimos ir en tren.
El tren tenía su encanto, a lo Harry Potter… no subieron dementores en el recorrido, pero sí un tío muy feo que quería drogaina. Tenía wifi, revistas eróticas y asientos muy cómodos. Tardó una hora en llegar a su destino… Nuestro destino, el destino de los campeones.
Lo primero que vimos de Moscú, en la estación de tren (Paveletskiy Vokzal), fueron un montón de tiendecitas de esas de comida rápida, muchas palomas y un policía loco que creo que se tomaba su trabajo muy en serio, pero no diré el por qué. El caso es que con el sueño que teníamos nos tomamos un mega café con un donut de desayuno, y ya listos nos encaminamos al Metro, pero como no teníamos dinero y en los cajeros del Metro no te permitían sacar billete de tren con tarjeta pues tuvimos que sacar dinero del cajero automático. Sacamos 1000 rublos (13,50€ aprox.) que nos sirvió a duras penas para sobrevivir en Rusia tres días (los demás gastos fueron siempre con tarjeta).
Sacar dinero del cajero fue un poco horror, porque la comisión que se pega tu banco es muy lujosa, así que ya sabes, intenta no sacar pasta de los cajeros, y menos si el dinero que vas a sacar es de una moneda diferente a la de tu país.
Compramos un billete de metro que valía para 20 viajes y creo que salió bastante rentable, pues Moscú es muy tocho y los trayectos pueden ser largos, así que tendrás que tomar el Metro muy a menudo si quieres ver muchas cosas. No es caro este medio de transporte y además el Metro de Moscú es una obra de arte, cada parada es un museo que merece unas cuantas fotos.
Nuestra primera parada fue en la estación Vorobyovy Gory donde pudimos encontrar el Estadio de Luzhnikí, donde juega el Spartak de Moscú entre otros eventos, pero no era esto lo que queríamos ver en este lugar, sino un mirador muy famoso que encontraríamos atravesando el parque natural que da nombre a la estación de Metro.
El lugar se llama el Mirador del Gorrión y a sus espaldas podemos ver un hotel gigantesco. Una iglesia ortodoxa con su teta verde reluce a la orilla del mirador.
Pocos rusos saben hablar inglés mejor que yo, o sea que cada vez que preguntábamos por algún lugar o cualquier cosita ya teníamos que utilizar el comodín de los gestos, pero bueno, con calma y sonrisas falsas te vas entendiendo.
La siguiente parada fue más cerquita del Centro, al ladito del río Moscova también. Queríamos ver una de las estatuas más grandes del mundo, la del zar Pedro I el Grande cuyo monumento tiene un par de anécdotas curiosas. Resulta que tal mastodonte no iba a ser Pedrito el Grande, sino Cristóbal Colón, pues se intentó vender sin éxito en la expo de Sevilla… No se consiguió vender, tal vez por lo fea que es, pues está considerada como la estatua más feuca del mundo. Moscú fue el segundo plato del escultor, que consiguió venderla como el zar Pedro I, cosa que a los moscovitas no les moló mucho, pues resulta que este zar no era muy de Moscú, él prefería San Petersburgo, pero bueno, con el cambio de alcalde se intentó quitar este monumento, también sin éxito, tal vez por falta de fondos para lograr su asesinato. Juzguen ustedes mismos sobre su fealdad:
Me voy a dar un poquito más de prisa en resumir el día que nos dan las tantas y luego nos quejamos de que tenemos sueño.
Vimos la estatua que digo y la Catedral del Cristo Salvador. En un parque en la rivera llamado Iskusstv el colega Yisus se quedó dormido, pero no sería la última cabezadita del viaje en un lugar público, ni mucho menos. Yo mientras tanto me dediqué a descubrir las locuras del parque, pues estaba repleta de extraños monumentos y otras tontunas que podéis ver en las foticos.
Cuando el compi despertó anduvimos hasta la famosa Plaza Roja a lo largo del río, cruzando por un puente que estaba lleno de candados feos de esos que ponen los enamorado en todos los puentes del mundo, pero en este caso los candados cubrían árboles y todo… la gente está muy loca.
Un cambio semántico nos presentó uno de los lugares públicos más famosos del mundo como Plaza Roja cuando en realidad se debería llamar Plaza Bonita, pero es lo que tienen los idiomas al juntarse con las casualidades.
Enorme plaza con sorprendentes vistas mires donde mires… Como no, la famosísima Catedral de San Basilio. A su derecha las murallas y torres del Kremlin y también el mausoleo de la momia Lenin, aunque creo que ese cadáver no se encuentra ya entre los vivos… o eso nos dijeron. También veremos enfrente del Kremlin, el Gum, que se trata de un Centro Comercial gigante de lujo, pero aunque no te interese comprar, sí que merece una visita de interior y perderte por sus escaleras y pisos… Es del estilo Hogwarts, la escuela de magia. Y por último el museo de historia, donde no entramos.
Después de un paseo por los alrededores acabamos comiendo en una especie de restaurante de comida rápida en el interior de un centro comercial y nos sajaron bien, pues comimos poco y pagamos mucho. Era caro comer en el Centro.
La tarde fue larga porque estábamos reventados, teníamos mucho sueño y necesitábamos descansar, así que intercalamos paseos por descansos largos. Entre paseo y paseo descubrimos que no podíamos entrar en el Kremlin por varios motivos, entre ellos estaba la fiesta… La que te va a dar esta, pues iba a actuar no sé quién y no dejaban entrar a la peña, pero bueno, nos jodimos y ya está.
También visitamos la Ópera y una calle donde hacían cosas muy raras como pintar paneles con dibujos abstractos. Nosotros pasamos por ahí y de repente nos pusieron unos rotuladores en las manos y nos obligaron a pintar los dibujos esos. Creo que celebraban los 71 años de la victoria del ejército rojo ante la Alemania nazi, por eso la fiesta, por eso toda esa locura por la calle.
Ahora nos tocaba esperar a Alicia, una británica que llevaba dos añazos viviendo en Moscú porque le encantaba aquella ciudad. Contactamos con ella por Couchsurfing y pasaríamos la noche en su casa, pero no llegaría hasta las 19:00 y aún quedaba tiempo, así que nos sentamos en un parque a esperar ¿Qué pasó en ese tiempo? Pues que Yisus consiguió propinarme una hostia y grabarla en vídeo ¡Sí! Lo hizo siendo el primer día y eso me dejaba a mí nueve días para poder vengarme y, por supuesto, habrá venganza.
Las dos partes fuimos puntuales, el problema es que no nos conocíamos, así que nos costó mucho reconocernos… Al menos estuvimos 30 minutos esperando hasta que conseguí un poquito de batería y un poquito de wifi y pude contactar con Alicia, y por fin nos encontramos.
Cierto que era una mujer algo rara… Se reía mucho y por todo, pero a la vez se la veía desconfiada, pero bueno, poco a poco se fue normalizando la situación. Cenamos en un restaurante cercano y antes de ir a su casa dimos un paseíto nocturno por la Plaza Roja con un amigo de Alicia, pero poco hablamos con él, pues no nos entendíamos.
Su casa estaba en otro planeta, entre Kriptón y la Estrella de la Muerte, hasta llegamos al final de la línea de Metro y tuvimos que tomar un taxi. Fue un camino largo que casi nos destroza la vida, pues con el sueño que teníamos íbamos dándonos cabezazos con todo y más.
La casa de Alicia, como ya he dicho, era un barrio a las afueras, tan a las afueras que podría ser otro país, pero no, sabíamos que era Rusia por el tipo de vivienda… Un enorme bloque de cemento más feo que un abuelo. De 20 pisos creo que era y nuestra nueva amiga vivía en uno de los que estaban más arriba.
El piso era grandecito y vivía ella sola, así que yo tuve una habitación con una cama de matrimonio y Yisus durmió en el sofá, pero un sofá grande y cómodo, no te vayas tú a pensar…. Charlamos un ratete hasta que nuestros párpados tiraban con fuerza para abajo y nos vimos obligados a arrastrarnos hacia el sueño. Se aproximaba una buena y merecida noche.
Y como os prometí, os adjunto una imagen con las letras del alfabeto ruso y su fonética:
A ver colegui, intenta convertir estas palabras con letras rusas a nuestras letras, y a ver si sabrías traducirlas después:
- Банан 6. Пенис
- Робот 7. Путин
- Йогурт 8. Солдат
- Зебра 9. Компьютер
- Pесторан 10. Tуалет