Día 7. ENTRE GATOS Y BERGAS (05/05/2016)

No te asustes por el título, este capítulo no va de la zoofilia, aún no. Pero antes de explicar este título tengo que decir que aquí vamos a encontrarnos el resumen de nuestro segundo día en Riga y al final una mísera guía sobre los lugares más llamativos de la ciudad.

Sí, es un título muy tarambano, pero no tiene nada que ver con las pollas. Es que resulta que nuestro albergue y la mayor parte de los atractivos turísticos se encuentran entre la Casa de los Gatos (un tejado con dos gatos, que es el símbolo de la ciudad) y un mercado conocidillo llamado Berga Bazars, y espero que la explicación haya calmado tu corazón… lo siento, no vas a encontrarte ninguna minga en este blog, hoy no.

Dormí mejor que en otras ocasiones, pero la noche fue muy rara en algunos momentos, porque entre el olor que desprendía el muerto y entre un guiri que hacía cosas muy raras… se rascaba las piernas en plan sonámbulo, pero con una violencia extrema, y le chirriaban los dientes de manera exagerada. No sé cómo esa persona pudo seguir teniendo dientes y piernas.

Pues nada, pillamos nuestra bolsa del desayuno y nos piramos rápido de aquel antro a ver lo que nos quedaba de ciudad. Volvimos a ver el Monumento a la Libertad, pero esta vez sin escenario ni cientos de personas aglomeradas. Luego fuimos a la Torre de la Pólvora (Pulvertornis), que es eso, una torre hecha museo sobre la vida militar del país. Aquí encontraréis cositas curiosas como estas:

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Nos adentramos de nuevo en la Ciudad Vieja, pero esta vez de día y con otro tipo de ambiente en sus calles. Varias iglesias, plazas, tiendas de drogas y esas cosas típicas del Casco Antiguo, incluida la Casa de los Gatos, que tiene su historia, pero lo contaré al final del capítulo, si no te importa.

Seguimos con nuestro paseo matutino por las calles más viejas de esta ciudad llegando hasta el río Daugava y casi llegando a cruzar el puente Vansu (puente Colgante, en españolo), pero no lo llegamos a cruzar porque fue justo en la mitad cuando nos entró la hambruza y tuvimos que buscar un supermercadito, pero claro, por esa zona tan céntrica poco íbamos a encontrar, así que atravesamos toda la ciudad vieja y nos adentramos en el Centro más moderno, donde las calles son rectas e interminables hasta que encontramos uno de esos súper que tantas vidas habían salvado… bueno, compramos comida y nos fuimos al Parque Verman (Vermanes Därzs) a jalárnosla, como siempre, queso y tomaco en un parque, y mientras tanto os dejo más fotazas.

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Después de comer nos entró la modorra española, como no, así que nos tiramos en el césped y cerramos los ojos. Al despertar todo estaba oscuro y la gente se había convertido en zombis rabiosos ¡Nooo! ¡Era una pesadilla! Cuando despertamos de verdad nos fuimos a ver el mercado que os nombré al principio, en el título… sí, ese, el Berga Bazars, lo que pasa es que estaba casi todo cerrado, así que duramos poco en el lugar.

Ahora sí, ya estábamos listos para disfrutar la tarde de otra manera, porque las atracciones turísticas de la zona no daban para más y decidimos buscar una tabernilla que nos habían recomendado, donde tocaban música en directo y vendían buena cerveza. Nos perdimos buscándola (estaba un poco escondida), pero la encontramos y comenzó la verbena.

En este lugar ocurrió un extraño suceso, pues una mujer se acercó a nosotros -¿Se acercó a vosotros?- Sí, se acercó a nosotros y nos preguntó si podía sentarse en nuestra mesa a platicar un rato. Resultó ser una brasileña que llevaba un par de años viviendo en Riga y sus habitantes no la daban mucha conversación (ya sabéis como son los norteños: fríos, serios y reservados), así que estuvimos charlando un poquito en Portuspanish hasta que llegó una letona que había quedado con nuestra nueva amiga para dar una clase de portugués y… fue raro, porque en vez de irse a otro lado a dar la clase se quedaron ahí, en nuestra maldita mesa.

Bueno, ¿Para qué enredarme? Nos emborrachamos, pero no lo suficiente como para liarla, y nos fuimos de allí antes de que eso ocurriera. Era de noche y volvíamos a tener hambre, por lo tanto pasamos por el kebab paquistaní de la anterior edición para cenar.

No hay más que contar. Volvimos al host, le dimos las buenas noches al muerto y nos fuimos a la cama un poco mamaos, pero lo justo.


 ¿Con qué te encontrarás en tu visita a esta ciudad? Pues aquí te dejo algunas de esas cosas que te gustarían ver. No todas, pero sí una gran parte, así que no te quejes:

  1. Monumento a la Libertad

Un monumento al soldado caído en la Guerra de Independencia y junto con los gatos es el símbolo de la ciudad. Se trata de una columna rectangular bastante alta con una estatua de una mujer a la que llamaremos “Milda” y sujetando tres estrellas. Bajo el monumento dos guardias muy locos lo custodian.

Esto se encuentra separando el Casco Antiguo del Centro junto al canal de la ciudad, rodeado de un parque con colina artificial y la verdad, está todo muy bonito, para qué mentir.

En frente de nuestro monumento verás el reloj Laima, que tiene nombre de confitería, pues es esta marca de dulces quien decoró el reloj en los años treinta.

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  1. Catedral de Riga

De 1211 y la mayor iglesia medieval de los Estados Bálticos y por ello la iglesia más importante de Letonia, siendo la sede del arzobispo. Se encuentra en plena Ciudad Vieja.

  1. Plaza del Ayuntamiento

Imprescindible visita. Aquí sonaban las campanas en el siglo XIV para que los vecinos viesen como ejecutaban a los condenados. En este lugar está el museo de la Ocupación de Riga, la estatua de Roldán en medio de la plaza, la Casa de las Cabezas Negras, hermosísima, pero reconstruida, pues fue destruida en la II Guerra Mundial.

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  1. Iglesia de San Pedro

Al ladito de la Plaza del Ayuntamiento. Impresiona su fachada y por dentro no lo sé, porque no entramos, pero sé que se puede subir a la torre y así conseguir una buena panorámica. Es muy antigua y ha sobrevivido a mil desastres, como un rayo, el viento o las bombas.

  1. Torre de la Pólvora (Pulvertornis)

Una torre en medio de la ciudad, cerca del canal (todo está al lado), que en su interior es un interesante museo militar. Es gratuito, así que ya no tienes escusa.

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  1. Parque de la Esplanada (Esplanade)

Una zona verde en medio de la ciudad que anteriormente había sido campo de entrenamiento para los soldados zaristas. En el parque está la Academia de Arte (bonita y vieja fachada) y la Catedral ortodoxa de la Natividad de Cristo, muy grande, sí señor.

  1. Otros lugares de interés

Casi seguido del Esplanade aparece otro parque llamado Vermanes y muy cerca de este lugar encontrarás el Berga Bazars o el Circo de Riga en la calle Merkela.

Por el Casco Viejo habrá mogollón de lugares interesantes como calles estrechas o plazas, y en una de ellas se encuentra la Casa de los Gatos, ¿Recuerdas? Pues bien, la historia de este monumento tiene que ver con la venganza, ya que cuenta la leyenda que un hombre de negocios, enfadado por no permitírsele ser miembro del Gran Gremio, colocó los gatos en la azotea de su casa con el ojete de cada felino apuntando a la Parroquia del Gran Gremio. Ahí comenzó la batalla judicial, y hasta que no fue aceptado como miembro del Gran Gremio no cambió a los gatos de posición ¿Crees cierta esta historia? A mí me huele a chamusquina.

Por último propongo un paseo por las calles del Centro de Riga para encontrar la calle Alberta con un estilo arquitectónico Art Nouveau. Y ya está, ya me voy.

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Muchas cosas, sí, y muchas cosas más que aún me faltarían por poner, pero lo verdaderamente interesante en esta ciudad es lo que vas a descubrir tú solo, no lo que te dicen que tienes que descubrir. Disfruta Riga.

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