2. Atractivos colombianos I

Con “atractivos colombianos” no me refiero a chicos atractivos, que los hay, claramente, al igual que chicas. A lo que va referido es a los quehaceres para un turista: qué hacer, qué visitar, dónde asombrarse, dónde merece más la pena gastarse los ahorros, a quién abrazar, dónde puedes mear, qué droga consumir, cómo matar sin levantar sospechas, etc. Pero antes de volvernos locos vamos a comparar algunos datos de Colombia con los de España, para hacernos una idea de donde nos metemos ¿Estás de acuerdo?

La República de Colombia se encuentra en el noroeste del continente sudamericano, y es el único país de este continente que está conectado por tierra a Centro América, con Panamá. Tiene una superficie terrestre de 1.141.748 km2 y España tiene 504.645 Km2, o sea, menos de la mitad, y ya nos parece grande. También nos supera en altura, teniendo en cuenta que los Andes son grandes, pero hay un sistema montañoso al norte del país, en el litoral caribeño que tiene el nombre de Sierra Nevada de Santa Marta y se trata del sistema montañoso litoral más alto del mundo. En él encontramos dos picos gemelos que son los más altos del país con 5775 metros cada uno, el Cristóbal Colón y el Simón Bolívar, y en España encontramos la cumbre en el Teide, volcán de las Islas Canarias, a 3718 metros sobre el nivel de la cálida playita, pero del clima hablaré en otro capítulo. El territorio se divide en 32 departamentos y Bogotá, que va a parte como Distrito capital. Como todos los españoles sabemos, o deberíamos saber, nuestro país está fraccionado en 17 comunidades y dos ciudades autónomas en la costa mediterránea de África.

Si hablamos de población podemos quedarnos boquiabiertos porque están los dos países muy igualaditos, superando Colombia a España por dos millones y medio (49 millones de habitantes el primero, 46 y medio el segundo), pero según las bocas colombianas que conocí decían que el censo en ese país no es muy fiable, pues en las montañas viven miles de personas que seguramente no están registradas, y me lo creo perfectamente, así que yo sumaría algunos millones más a la población total colombiana. La ciudad más poblada del país es la capital, Bogotá, y con mucha diferencia ante la segunda, Medellín. La población censada de Bogotá es de 8 millones, y la de la ciudad de Madrid (también la más poblada en España) es de 3 millones y poco. La superficie de la capital colombiana es de 1.578 km2, sin embargo la de Madrid es muy complicado saberlo porque no están establecidos los límites del área metropolitana, pero por ejemplo, el municipio de Madrid tiene una extensión de 606 km2, y si juntamos todos los municipios que podrían considerarse parte del área metropolitana tendríamos una extensión de 1740 km2, la tercera de la Unión Europea, que no está mal, porque a ver quién supera a Londres y a París.

El idioma oficial en Colombia es el español, pero tiene 65 lenguas cooficiales. La moneda es el peso colombiano (COP) y utilizan el símbolo -$- y ahora mismo (28/02/2017) un euro equivale a 3.104,9 pesos colombianos, pero es un dato fugaz. La bandera de Colombia se compone de tres colores, los mismos que en las banderas de Venezuela y Ecuador, ya que los tres Estados actuales conformaron la Gran Colombia, pero a diferencia de estas la de Colombia no presenta ningún dibujo. Amarilla la primera mitad superior, representando la riqueza del país, no solo el oro, sino también la luz, el sol y la tierra. El color central, ocupando una cuarta parte del conjunto es de color azul, que representa el cielo y el agua, pues más de la mitad del territorio es agua. El rojo ocupa el cuarto inferior restante, y da lugar al amor y a la sangre derramada por los soldados y el pueblo colombiano para la obtención de la libertad.

Ahora sí, vamos a ver puntos interesantes dentro de la geografía colombiana, que pueden gustar o no, pero son aclamados por muchos, así que los nombraré y describiré ¡Eso sí! Hay mucho más por descubrir, tal vez más acorde con el gusto del visitante, pero eso depende de la persona. Investiga, busca y pregunta a los locales, pues los tesoros ocultos se cuentan por miles.

BOGOTÁ: Capital del Estado. Los aviones internacionales suelen llegar a esta hermosa ciudad a 2625 metros de altura, la tercera capital más alta de América del Sur (y del mundo), detrás de La Paz (Bolivia) y Quito (Ecuador). Tal altitud se debe a su localización, pues se alza en plena cordillera de los Andes, y por ese motivo la ciudad tiene una forma alargada, creando un paisaje bellísimo al estar rodeada de altas montañas. Además de gente encantadora, grafitis artísticos por todos lados y bonitos paisajes, encontrarás también…

  • Plaza de Bolívar: Seguramente la plaza más famosa de Colombia. Con la primera estatua del país colocada en medio, tratándose, por supuesto, de Simón Bolívar. La rodea el Capitolio Nacional, el Ayuntamiento o Alcaldía Mayor, el Palacio de Justicia y a lo largo de la Carrera (Avenida) Séptima está la Catedral (Sacro-Santa Iglesia Catedral Primada Basílica Metropolitana de la Inmaculada Concepción de María en Bogotá), la Capilla del Sagrario, el Palacio Arzobispal y el Colegio Mayor de San Bartolomé (el primer cole de la city).
  • La Candelaria: En este distrito se encuentra la Plaza de Bolívar, pero también encontrarás otros muchos puntos interesantes como la iglesia de Santa Clara o la bonita iglesia de Nuestra Señora del Carmen. La Casa de Nariño (residencia presidencial), el museo de Bogotá, museo Arqueológico, el museo Botero, alguna biblioteca, teatros varios, restaurantes y calles preciosas.
  • Cerro de Monserrate: Con 3152 metros sobre el nivel del mar vigila atentamente la ciudad. Se puede subir en funicular o en teleférico por un valor de 18.000 pesos (6 euros aprox.), aunque te puedes encontrar ofertas. El camino a pie estaba cerrado a finales de 2016, dicen que por derrumbes, pero los ciudadanos tienen la teoría de que el cierre se debe a la intención por parte del gobierno de sacar más plata obligando a los turistas a coger el transporte. Las vistas son espectaculares, pero se puede descartar e invertir esos seis euros en algo que lo valga de verdad.
  • Museo del Oro: Mi gran olvidada. Por falta de tiempo me perdí muchas cosas, pero no poder visitar este museo fue lo que más me dolió, pues todos me hablaron maravillas de él. Por favor, visítalo por mí, es barato, pero si vas un último domingo de cada mes la entrada es gratuita.
  • Jardín Botánico: Tampoco pude verlo a pesar de que fui, pero por culpa de las malditas fiestas navideñas me lo encontré cerrado. Una pena, pues me interesaba bastante.
  • El Septimazo: Debes recorrer la Carrera Séptima desde el Museo Nacional hasta la Plaza de Bolívar, pasando por el parque de la Independencia, la Torre Colpatria, el parque Santander, varias universidades, teatros, museos y sobre todo, los puestos callejeros.
  • Parque Metropolitano Simón Bolívar: Sí, aquí todo lleva este nombre. El parque se encuentra en medio de la ciudad, cerca del jardín botánico. Es gigantón, con lago incluido y perfecto para relajarse.

6

MEDELLÍN: La segunda ciudad más poblada de Colombia y también la segunda financiera. Al igual que su competidora Bogotá, se encuentra entre medias de altas montañas y a lo largo de un río con el mismo nombre. En muchos aspectos supera a la capital, como por ejemplo en el transporte público, siendo la única ciudad colombiana con Metro, y con una red de Teleférico utilizado como transporte urbano y no para el turismo.

  • Plaza Botero: Es la ciudad de este artista y una plaza le honra con una buena variedad de esculturas suyas. Esta plaza está en medio de la ciudad, dando paso al también fundamental Museo de Antioquia.
  • Parque Bolívar: Otro parque homenaje al famoso libertador. Es pequeño y rodeado de edificios, pero algunos árboles grandes y con lianas le dan encanto, al igual que la Catedral Metropolitana de Medellín, que lo custodia.
  • El Cerro Nutibara: Una montaña en plena ciudad que en su cima deja ver una completa panorámica de Medellín, donde puede que disfrutes de un mágico atardecer. También encontrarás el Pueblito Paisa, una reconstrucción de un típico asentamiento paisa a principios del siglo XX. Muy bonito, sí señor.
  • Parque de los Pies Descalzos: Moderno emplazamiento con el propósito de albergar distintos eventos que entretengan a los activos ciudadanos. Muy cerca podrás encontrar variedad de museos, teatros y la Plaza Mayor. Relájate aquí mojando los pies en el charquito del parque.
  • Parque Arví: Tomando el teleférico te plantas en plena sierra a lo alto de las montañas, con sendas rurales que no defraudaran a ningún ecoturista ambicioso. Este parque es plan para casi un día entero, así que disfruta, pero te aconsejo que lleves comilona y bebercio antes de subir, que arriba está todo muy caro.

CARTAGENA DE INDIAS: Aquí os presento la ciudad más turística de Colombia, vigilante de la zona sur del Caribe tras su muralla, con mucha historia interesante que seguro que  te hará imaginar los ataques piratas más sanguinarios y pornográficos. Pero tengo que decir algo en contra… Para mí este mágico cuadro inundado de color, alegría e historia que nos cuelgan en nuestra pantalla del ordenador, solo existe en el interior de la muralla. Es un espejismo, una mentira fantástica dentro de un caos absoluto de pobreza que te ofrece un selfie y sonrisas falsas. Si tienes el valor de salir uno o dos kilómetros fuera de la zona amurallada te encontrarás con la mísera realidad de esta ciudad colombiana, que aún le queda una eternidad para ser por completo lo que promete. Aquí los precios están normalmente triplicados y los buscavidas ambulantes abundan, al igual que el turismo sexual. Pero bueno, si te escondes en la muralla no te pierdas lo siguiente:

  • La muralla: Empiezo con lo más famoso. Un recorrido por su fortaleza buscando la puesta de sol perfecta al final de las aguas caribeñas ¡Cuidado con los vendedores!
  • La India Catalina: Sé que es estúpido, pero este monumento es lo que más me gustó de Cartagena, tal vez porque el autobús urbano me dejó justo en este punto y es lo primero que vi, imponente y orgulloso cuerpo que reclama su tierra robada. Otras esculturas como la Gorda Gertrudis homenajea a Botero; el Buque Tortuga y el Infante de Marina los encontrarás en el Parque de la Marina, también te encontrarás alguna de Juan Pablo II, Miguel de Cervantes, Cristóbal Colón, Pedro de Heredia (fundador de la ciudad)…, y detrás del castillo, los Zapatos Viejos.
  • Torre del Reloj: Una torre en la muralla que sujeta un reloj, este es el símbolo de Cartagena. No negaré que esta torre se clava en un lugar mágico, separando dos plazas de turbio pasado esclavita. Notarás que abunda aquí cualquier tipo de turista, el mochilero y el adinerado; el fotógrafo y el viejo pederasta que busca a la mulata del callejón; la australiana que espera con ansias que llegue la noche para emborracharse otra vez y la colombiana del sur que flipa con los precios en aquel punto de su país.
  • Iglesia y Convento San Pedro Claver: Con nombre que recuerda al sacerdote español Pedro Claver que lucho durante su vida en Cartagena al lado de los esclavos negros. Otro templo cristiano es la Iglesia de Santo Domingo, la más antigua de la ciudad, frente a la plaza con el mismo nombre.
  • Castillo de San Felipe: No pude visitarlo, una pena, pero así ahorre los seis euros que cuesta la entrada. Gran fortificación de las colonias españolas en el siglo XVII, que ahora sirve para agrandar el paisaje.
  • Islas del Rosario: Bueno, que si Barú, que si la Playa Blanca… No sé, no fui, es caro y tampoco me interesaba mucho, pero creo que si vas a las feas playas de la ciudad (Bocagrande, Laguito y Castillogrande) te intentarán vender trayectos más económicos a las islas

7

Se está haciendo largo, así que corto la guía y sigo en el siguiente episodio con la segunda parte. Y ahora voy a darle un poco al Diario, que si no se me olvida lo vivido.

II. El Bogotazo

Desperté sin ojos porque el primer mosquito de mi viaje sabía dónde atacar, pero la suerte de este país me aseguraba una hospitalidad fuera de lo normal y la mamá de Riki no tardó mucho en aparecer con una crema que aliviaría mi ceguera momentánea, además de proporcionarme un desayuno digno de un rey indígena, una arepa bien rellenita de queso fundido.

Riki volvía a estar liado, tenía una importante reunión en la Universidad, así que no dudé en salir de nuevo a la ciudad desconocida. Esta vez probé el Transmilenio en su estado salvaje, un lunes por la mañana, era de esperar, así que me apretujé como pude cara a cara con un hombre bigotudo que me miraba fijamente a pocos centímetros, ojos con ojos, boca con boca. Al final no nos besamos, pero estoy seguro que él también sintió algo por mí.

En la parada San Victorino conseguí salir disparado del bus, dándome la bienvenida un fantástico mural de Gabriel García Márquez que me indicó el camino hacia la Candelaria, ese barrio famoso que contiene una esencia colonial que ya estaba oliendo desde lejos. Y perdido un rato me encontré como no en la gran plaza de Bolívar, nadando con un banco de palomas que me hacían fascinar en colores amarillos como las fachadas de las cuatro arquitecturas diferentes que me rodeaban. Me uní a un grupo de deseosos por saber en un tour gratuito que recomendaba la Oficina de Turismo, de la cual yo solo quería mapas. En dicho recorrido del conocimiento descubrí secretos guardados y suposiciones increíbles como un mundo subterráneo en la ciudad del que se beneficiaba el mismísimo Presidente de la República.

8

Fue largo el “Bogotazo” y el hambre me atacó, pero debía esperar a mi amigo Riki que ya se encontraba disponible, y sentado en las escaleras de la plaza pude esquivar a dos moscas vendedoras, salvándome de la tercera con la llegada de Riki, que me empujó hacia una casa de mujeres agricultoras que cambiaban sus empanadas de quinoa y jugos naturales por algo de plata. Buen lugar para saciar el hambre. Y ahora, para saciar la locura nos adentramos en el fantástico mundo de Fernando Botero, ese pintor de brocha gorda que pocos saben el “por qué” de su estilo ancho, pues su manera de protestar por los cánones establecidos por esa raya fugaz llamada Pablo Escobar, por desgracia provocan más risas que lágrimas, y a mí el primero.

El museo Botero me hinchó los mofletes y ahora observaba todo con más alegría, recorriendo la Carrera más recorrida, la 10, para encontrar tonterías que se envían al corazón, pero como no encontramos tales sorpresas que me iluminasen volvimos a la plaza principal que sí tenía luz para rato. Un ejército de bombillas rodeaba la catedral para mantener seguro el pesebre de su interior, aunque el Niño Dios aún no había llegado. Por último la magia de las letras me envolvió en un bosque de páginas casi amarillas por culpa de tantos dedos cafeteros y tabacaleros. Recomiendo la visita a la librería Merlín, no hay una dirección que yo pueda hacer perdurar en estos renglones, pero una pregunta a un cualquiera en la 10 te llevará directo al mago.

No hubo muchas más vueltas porque tanta luz nos indicaba que ya se había iluminado la noche y el tembleque de mis piernas señalaba un peligro por desplome que había que evitar a toda costa, por lo tanto Riki me redirigió al Transmilenio para enlatarnos una vez más, y parecía que aquello sería el pan de cada día.

9

Esta vez, la olla nos tenía preparadas unas lentejas con arroz que nos besaron en la boca como pocas legumbres podrían haberlo hecho mejor. Y aunque parecía que se acababa todo con la llamada a tres metros de la acogedora cama, aún tuve dos horas de agitación mientras cambiaba con mi amigo el dinero local por la famosa moneda europea, un trueque falso que venía muy bien a los dos. Y dos canciones me obligó a tocar con su guitarra vieja para darme el esperado permiso de visitar a Morfeo, un Morfeo que me había estado esperando desde hace unas horas por aquel “Bogotazo” del día, y yo le volví a traicionar con una alarma tempranera, y no es que tuviese mucha prisa ese cuarto día, sino que debía volar al norte del país a la entrada de la tarde y los puntuales nervios de un previo vuelo me agitaron desde muy pronto. El miedo a perderme en el laberinto urbano que había creado un tráfico negro me agitó tanto que me vi frente a la puerta de embarque unas tres horas antes sin ninguna intención de facturar. Son pocos los días que uno consigue para viajar y olvidarse de todo, y parece que este día fue uno desperdiciado, aunque la tarde oscura lo arregló un poco.

A las seis ya es de noche y a esa hora llegué a mi ciudad revelación, Santa Marta. En un aeropuerto del cual no todos se fiarían, salí sin saber cuál era mi plan a seguir, pero mi buena suerte hasta el momento me había dado una confianza en mí mismo que más quisieran muchos, así que me aparté de en medio las caras de los taxistas con colmillos para apretujarme en un pequeño bus que alguien dijo que se dirigía al Centro.

No sabía cuál era la parada perfecta para mi plan imperfecto, y no lo habría sabido nunca si no hubiese escuchado a una joven mulata decir en alto sin ton ni son que ella se bajaría en el Centro, así que cuando ella bajase yo me apuntaría al bombardeo también. Y esa decisión mía fue muy acertada, porque nada más bajar del autobús, la chica me sorprendió con un -¿A dónde vas?-, y como yo no supe responder me hizo seguirla como un patito para adentrarme en el mundo del hospedaje en esta ciudad caribeña.

Comprendió que mis pintas buscaban lo más barato y tras veinte minutos callejeando y preguntando logramos toparnos con una cama con el necesario ventilador ¡Perfecto! No había manera de agradecerle a la chica su gran ayuda y lo único que pude hacer fue acompañarla y esperar a un taxi con ella, portando sus maletas. Si nada más llegar a un lugar nuevo me encuentro gente como esta ¿Cómo no me va a enamorar? A pesar del calor, los mosquitos y el ruido.

Conocí el Caribe entrando por la puerta grande, aunque no todo es rosa, porque por ejemplo descubrí cuando fui a ducharme antes de dormir que toda la ropa interior que tenía me la había dejado en casa de Riki, en Bogotá, lugar que no volvería a ver hasta seis días después. No me duché, pues, hasta que compré nuevos calzones al día siguiente, pero de momento nada más. Después de un breve paseo y una cena callejera me fui pronto a la cama.

2 comentarios en “2. Atractivos colombianos I

  1. Pingback: 0. Colombia – ¡Vaya Diario!

  2. Pingback: 1. Preparativos – ¡Vaya Diario!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s