INFORMACIÓN
Es la isla principal del archipiélago llamado con el mismo nombre, ubicado en pleno Atlántico Sur, a más de 2.400 km de distancia al oeste de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Se trata del punto habitado más remoto o aislado del planeta, pues el lugar habitado más cercano está a 2.161 km y se trata de Santa Elena, una isla que ya fue protagonista en “Islas Fantásticas y Donde Encontrarlas”. Es parte del territorio británico de ultramar de “Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña” (aunque están muy lejos una de otra), así que, la líder indiscutible del lugar es la Reina Isabel II de Inglaterra, pero hay una gobernadora y un administrador para el territorio de ultramar y un jefe de la isla.
El archipiélago de Tristán de Acuña se compone de seis islas (Tristán de Acuña, Inaccesible, Nightingale, Stoltenhoff, Middle y Gough), pero solo hablaremos de la más grandota y la única habitada: Tristán de Acuña. La isla, con una superficie de 98 kilómetros cuadrados, es básicamente un volcán en pleno océano. El volcán se llama Queen Mary`s Peak (Pico Reina María, que fue la reina consorte del Rey Jorge V de Inglaterra) y tiene una altura máxima de 2.062 m.s.n.m.
Llueve bastante en la isla y las temperaturas son suavecitas. Nunca sube de los 25 grados en los meses más calurosos (de enero a marzo) y pocas veces baja de los cinco grados en los meses fríos (de julio a septiembre).
El censo en 2018 nos informó de que existían 250 personas viviendo en la isla y en su único asentamiento (y, por lo tanto, capital de la isla y del archipiélago), Edimburgo de los Siete Mares. Este pequeño pueblo se encuentra al norte de la isla, con sus casitas blancas con tejados rojos y azules, atravesadas por la única carretera, en la que tendrás que circular por la izquierda, como cualquier lugar estructurado por los ingleses (menos Gibraltar). Hablan inglés y utilizan la Libra Esterlina como moneda de cambio.
HISTORIA
Hasta 1506 nadie había dejado constancia de que existía tal isla. Fue el explorador portugués Tristao da Cunha quien divisó el archipiélago cuando viajaba a la India, pero no pudo desembarcar, porque está bastante chunga la cosa, las olas por ahí son muy envalentonadas y la isla está rodeada de acantilados amenazantes. Lo que sí hizo fue bautizar a una de las islas con su nombre, eso no se le olvidó.
Algunas fuentes dicen que los portugueses desembarcaron en 1520, pero no es seguro. Lo que sí está confirmado es que en 1643 (más de un siglo después) los holandeses pisaron tierra, pues se molestaron en escribir la fecha en un tablón y colocarla bien a la vista, por si algún segundón tenía la tentación de quitarles el mérito. De todos modos, los propios holandeses fueron quienes visitaron la isla cuatro veces más para ver si podían convertir aquello en un área de servicio para barcos de paso, pero desistieron al asimilar que cada vez que desembarcaban se jugaban la vida, así que nada.
Siguieron pasando los días, los años y las décadas, y ya en el siglo XVIII, fueron los franceses los que se pasaron a examinar mejor la isla, de la cual se sabía poco. Ya vieron que había agüita rica, focas a mansalva, pajarracos de muchos tipos… Vamos, que se podría incluso sobrevivir allí, de hecho, un grupillo de marineros ingleses se atrevió a vivir allí durante un periodo de ocho meses, a finales del siglo XVIII, y lo que hicieron, básicamente, fue matar focas.
Ya en el siglo XIX surcaban aquellos mares los balleneros estadounidenses, y en 1810, uno de estos marineros de Boston, pisó tierra con dos colegas y se proclamó gobernante del archipiélago, llamándolo “Islas de Refresco” (Island of Refreshment), así por la face, y se quedaron a vivir allí… Pero tranqui, colega, que dos años después, este “gobernante” y otro de sus colegas, se ahogaron en su querida mar, así que, el que quedaba, se llevó a otro par de amiguetes y dedicaron su tiempo a cultivar y a granjear.

En la Guerra de 1812, que enfrentaba a los Estados Unidos contra el Reino Unido, Tristán de Acuña fue un lugar estratégico para los americanos, que lo utilizaron como base para atacar a los barcos mercantes británicos. Al finalizar la Guerra y ya con Napoleón arrestado en Santa Elena (vete al capítulo de Santa Elena), en 1816, el Reino Unido se anexiona el archipiélago para que no les dé más dolores de cabeza, pues querían evitar que se llevase a cabo desde las islas una misión de rescate a Napoleón por parte de los franceses, así que nah, Tristán de Acuña vuelve a cambiar de nacionalidad, pero esta vez para siempre, o al menos hasta nuestros días.
La isla, ocupada por los militares británicos, comienza a tener vidilla, y al final, comienzan a llegar náufragos por un lado, balleneros por otro y mujeres por ningún sitio… Así que se traen a un puñado de mujeres de diferentes razas y ¡Boom! Surgen los antepasados de los actuales pobladores, que tienen una mezcla curiosa ¿Y de qué han estado viviendo? Principalmente de matar focas. Curiosamente, de aquellos pocos colonizadores, 3 eran asmáticos… Hoy en día la mitad de la población es asmática ¡Maldita genética!
Todo quisqui que quería llegar a Oriente por mar utilizaba a Tristán de Acuña como gasolinera, y uno de estos seres fue el Duque de Edimburgo, por eso mismo le pusieron ese nombre al único asentamiento de la isla (Edimburgo de los Siete Mares). Todo guay, todos los barcos hacían una parada en la isla y se dejaban la plata, hasta que… ¡El Canal de Suez fue todo un éxito! Los barcos ya no necesitan dar la vuelta a África y Tristán de Acuña se quedó solita en el Atlántico.
A lo largo del siglo XX se sucedieron diferentes catástrofes en la isla. Primero las malas cosechas y por lo tanto el hambre, pero los isleños se negaban a evacuar la isla. A mitad de siglo Estados Unidos explosiona una bomba atómica a modo de ensayo a relativamente pocos kilómetros, con sus consecuencias y todo. Y en 1961 el volcán se despierta, y esta vez sí, había que evacuar. Dos años después vuelven todos y se encuentran sus casitas parcialmente chamuscadas y saqueadas por piratillas. En 2001 un ciclón devorador de hogares y de ganado, en 2007 una gripe mata-yayos y en 2008 un incendio que destruye generadores y fábricas… Pero mira, ahí siguen, sobreviviendo.

CURIOSEAMOS
Podría hablar del volcán, del corto gobierno que inventó el ballenero estadounidense, o incluso del hermano pequeño de Lewis Carroll (escritor de Alicia en el País de las Maravillas), que fue un clérigo que se pasó por la isla varias veces por motivo de una misión anglicana. Pero no, en esta ocasión hablaremos de literatura.
Así es, Tristán de Acuña ha sido elegido como escenario en varios momentos de algunas obras de dos de mis escritores favoritos. Como viajero, amante de la geografía, mapas, coordenadas y también, aunque parezca que no viene a cuento, del terror y el misterio, soy un apasionado lector de Edgar Allan Poe y de Jules Verne. Los dos han puesto su tinta y su pluma en Tristán de Acuña.
Allan Poe publicó “La Narración de Arthur Gordon Pym” en 1838, su única novela. Esta nos habla de las aventuras que pasa un joven polizón cuando se echa a la mar, pasando por la isla protagonista de hoy. Me lo leí cuando era un adolescente y me introdujo de lleno en el mundo de los viajes que, desde entonces, ha sido un no parar.

Jules Verne me enamoró con sus descripciones detalladas. Leerle es como estar viviendo una aventura en primera persona (y pensar que él apenas viajó): Cinco Semanas en Globo, Viaje al Centro de la Tierra, Miguel Strogoff… Todos sensacionales, pero en uno de ellos, La Esfinge de los Hielos (1897), Verne homenajea a su admirado Poe creando la precuela de “La Narración de Arthur Gordon Pym”. El protagonista de esta nueva novela también pasa por Tristán de Acuña, describiendo la isla al detalle. Pero esta no es la única novela de Verne que menciona la isla, pues también aparece en uno de los capítulos de “Los Hijos del Capitán Grant”.
Si te gustan las novelas de viajes y aún no has leído a Verne, no lo dudes, porque vas a flipar con su obra completa. Y Poe es un genio, pero ya que estamos con las aventuras y los viajes, te recomiendo cien por cien su única novela, que te va a enganchar desde el minuto uno.
COMO LLEGAR
Llegar a Tristán de Acuña no es fácil. Tienes que planificar tu visita con mucha antelación. Mandar un correo electrónico a admin@tristandc.com con todos los datos requeridos y rezar para que acepten la solicitud. Olvídate de aviones, allí tendrás que llegar por mar y desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Te podrán cancelar el viaje si alguien con mayor prioridad lo requiere (médicos, funcionarios, ciudadanos de la isla…), y ahorra, porque los precios no son precisamente bajos.
¿QUÉ HAY POR AHÍ?
El volcán podría ser lo más llamativo. Puedes contratar un guía para subir a la cima por unas 200 libras entre todas las excursionistas. También es curioso ver la marca de lava que dejó la erupción en 1961.
Parte de la fauna es única: pingüinos, albatros, petreles, lobos marinos, ballenas y delfines ¿Amas la fauna marina? Tal vez este sea tu sitio, colega.
Existe un restaurante y un bar, pero suele abrir solamente cuando hay un crucero atracado en el puerto. Así que si te quedas allí atrapado… Estás jodído.
Espero que os haya resultado interesante, porque yo he disfrutado mogollón escribiéndolo, además de haber aprendido mucho. Con esta isla terminamos la serie de “Islas Fantásticas y Donde Encontrarlas”, aunque seguramente añadiré otras cinco islas próximamente, islas que estoy trabajándome ahora, por eso mismo estaré uno o dos lunes sin subir entradas de islas. En cualquier caso, nos vemos pronto.
¡Saludos, navegantes!
Que interesante descubrir todas las islas nada conocidas que nos estás enseñando, me ha encantado:)
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Gracias! Lo desconocido siempre es de interés, verdad? Tú lo sabes muy bien, pues tus viajes siempre pisan suelos más bien poco conocidos en nuestros círculos. Buena semana!
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jeje y ya vuelvo a irme:) Un abrazo
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