Aunque yo no me considero una persona muy navideña, es una realidad que esta famosa fiesta transforma el ambiente de aquellos lugares donde se celebra… las calles y plazas son más transitadas y decoradas, aumenta la contaminación lumínica, la tos, las felices caras infantiles, las agobiadas caras adultas y las tristes caras de aquellxs que no tienen quien les recuerde, los comercios añaden números a los precios de sus productos, la música es horrible y repetitiva, los petardos rompen tímpanos y trastornan perros, y a los cinturones hay que añadirles nuevos agujeros. A pesar de todo, ver esta mentira de felicidad a gran escala hace sentirnos mejor, y no sé por qué… Tal vez, la Navidad no es tan mala como Papá Noel nos quiere hacer creer, y yo (me pongo como ejemplo), que no creo en Dioses ni en Dragon Ball, me entretengo construyendo e inventando un Belén con muñequitos de LEGO, disfruto de la cena que reúne a todxs mis amigxs y conocidxs del instituto, me ilusiona el “Primo Invisible” de todos los diciembres, el turrón de chocolate que aparece y desaparece en la mesa del salón, las doce uvas campaneras, y la paga extra que afloja la horca… ¡Da lo mismo! El caso es que me gustan los árboles, y aunque soy más de latifoliadas que de coníferas, dediquémosle un capítulo a los abetos por las fechas en la que nos encontramos. Algunos me lo agradecerán, pero otros tendrán que perdonármelo.
- Chippenham (Reino Unido). En el condado inglés de Wiltshire, en una localidad llamada Chippenham, existe una familia que posee un árbol de navidad artificial muy peculiar, pues el Libro Guinness de los Récords lo ha catalogado como el más antiguo del mundo, teniendo una edad de 133 años. Paul Parker (primo de Spiderman) es el propietario actual, siendo la tercera generación de su familia que se enorgullece de dicha posesión y que no piensa venderlo por nada del mundo. Tan solo mide 35 centímetros y medio y está hecho de rafia, en la base lo sujeta un vaso con los estampados de la Virgen María y unos ángeles.
- Seattle (Estados Unidos). En esta ciudad del Estado de Washington, en la costa oeste del país, existe un centro comercial llamado Northgate Mall que abrió sus puertas en 1950, y debían estar que les sobraba la pasta por aquel entonces, porque colocaron en sus instalaciones un abeto Douglas (no artificial) que a día de hoy se encuentra en el Libro Guinness de los Récords como el árbol de Navidad cortado más alto que jamás haya existido. Midió 67 metros y seguramente atrajo a muchos curiosos a consumir al Northgate Mall.
- Colombo (Sri Lanka). A pesar de que el árbol de navidad está ligado a la religión cristiana, en este país, donde la mayoría son budistas y que los cristianos son únicamente un 7,5% de la población, en el parque Galle Face Green de la ciudad de Colombo, se construyó en 2016 este árbol de acero, alambre y plástico que mide 72,1 metros de altura, convirtiéndose en el árbol de Navidad artificial más alto del mundo. Sinceramente, no estoy del todo seguro de si este gigantón tiene algún encanto, pero mirad la foto y juzgad lo que consideréis.
- Nottingham (Reino Unido). Quizá un poco de broma voy a incluir a este arbolito al que nadie negará que se trata del árbol artificial de Navidad más pequeño del mundo, y digo de broma porque, aunque Philip Moriarty (primo del malo de Sherlock Holmes), su creador, diga que es un árbol de Navidad, sin decoración y sin luces sería tan solo la recreación de un árbol, pero bueno, no le quitemos la ilusión navideña. Fue creado en 2014 en la universidad de Nottingham por este profesor de física interesado en la ciencia a escala nanométrica, lo que le ha llevado a construir este abeto juntando 42 átomos individuales.
- Río de Janeiro (Brasil). Cada año y desde 2007, en medio de la laguna Rodrigo de Freitas, se enciende, junto con un montón de fuegos artificiales, un inmenso árbol metálico que indica a la ciudad que la Navidad ha llegado. Se trata del árbol flotante más grande del mundo, y más le vale que lo sea midiendo 85 metros de alto. Utiliza más de tres millones de lámparas y 120 kilómetros de cables luminosos. En su base, una plataforma de 30 metros cuadrados mantiene a flote el bicho.
- Osaka (Japón). Desde el año 2011, Universal Studios Japan compite consigo mismo para cada año batir su propio récord. Este año lo ha hecho de nuevo, y con 591.840 luces, vuelve a reinscribirse en los Ginness como el árbol artificial de Navidad con más luces, y no es que estén puestas ahí a lo loco, no, qué va, la colocación es minuciosa, como podéis ver en la imagen, creando un hermoso dibujo. Además, este árbol también posee el récord de ser coronado con el copo de nieve navideño más grande del mundo, de 3 metros. A parte, el récord de un árbol de Navidad no artificial con más luces en su cuerpo es para un árbol exhibido en Malmedy (Bélgica) en diciembre de 2010. Fueron 194.672 luces las que colgaban de él.

- Chengannur (India). El 19 de diciembre del año 2015, el pueblo de Chengannur, al suroeste de la India, se reunió para establecer un récord. 4.030 personas (sobre todo escolares) crearon el árbol de Navidad humano más grande de todos, superando con creces al del año pasado en Tegucigalpa, Honduras, de 2.945 personas.
Para terminar, os dejo un poquito de historia sobre esta tradición. Resulta que, en la mitología nórdica, se adornaban coníferas y árboles perennes cuando se acercaba la fecha a la cual la religión cristiana llama Navidad. Esto se hacía para celebrar el nacimiento del dios Frey, divinidad nórdica del Sol. En lo más alto de la copa se encontraba el Valhalla (equivalente al paraíso), y en las raíces más profundas el Helheim (equivalente al infierno cristiano). Cuando se produjeron las conversiones al cristianismo, estos conversos siguieron incluyendo el árbol en sus festividades (ahora cristianas), cambiándoles el significado por completo.
Bueno, chiquis, muchas gracias por leerme. Espero que os haya resultado curiosete este post y que hayáis aprendido mogollón. Os quiero mucho.
¡Feliz Navidad!
Una entrada muy navideña. Feliz navidad, tus entradas de records siempre me parecen muy entretenidad. Un beso
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Tus aventuras sí que entretienen, que dan ganas de echarse el macuto a la espalda. Felices fiestas, Horacio! Y a seguir dejando los dientes largos en 2020!!! Salud!
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Un aporte (inútil) sobre el árbol flotante de Rio: el primero, en 1996, tenía 48 metros, y todos los años creció un poquito hasta llegar a 85 metros de alto, aunque en 2015 quedó casi a la mitad de altura por una tormenta. En 2016 y 2017 no hubo árbol flotante por falta de patrocinio, y regresó en 2018 un poco más petiso, con 70 metros. Tampoco soy muy navideño y ni siquiera demasiado arbóreo, ¡pero el árbol flotante de Rio es genial! Felices fiestas
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