INFORMACIÓN
De todas las islas que han aparecido en mi blog esta es sin duda la que más turistas recibe cada año. Ellis es una de las islas que se encuentra en medio de la bahía de Nueva York, en Estados Unidos, unos pocos metros al norte de Liberty Island (donde se encuentra la famosa estatua). La mayor parte de la isla pertenece a Jersey City, en el estado de Nueva Jersey, sin embargo, un cachito de la parte norte de la isla es un enclave de Nueva York (Ese cachito es la isla original, el resto es artificial). Esta pequeña isla tiene una superficie de 0,24 kilómetros cuadrados y está unida a Jersey City por un fino puente de casi 400 metros de longitud.
La isla ha sido moldeada de forma rectangular con un surco en medio que casi la corta por la mitad. Hoy es un complejo de museos y forma parte del Monumento Nacional Estatua de la Libertad, por lo tanto, no hay nadie que viva de manera permanente en la isla, salvo el típico guardia de seguridad estadounidense de las pelis que se cree el héroe de América y que vive por y para la isla Ellis, dejando pasar la oportunidad de ver crecer a su hija Molly, de 4 años, que vive con su madre en los suburbios del Bronx.

HISTORIA
Cuando los glaciares se derritieron apareció este islote que no era más que un trocillo de tierra pantanosa que era usada por las gaviotas para ponerse gordas con el pescado y las ostras, de hecho, la tribu Mohegan la nombraron “Kioshk”, que significa “Isla Gaviota”. Esta tribu también visitaba el barrizal este para pescar, pero nunca se asentaron aquí, pues con la marea alta desaparecía.

Cuando llegaron los colonos holandeses se fueron haciendo gigantes expandiéndose por la bahía, así que en 1630 compran la isla y junto con Liberty Island y Black Tom Island forman las islas Oyster, que significa “ostras”, pues estaban llenitas de ostras. Ellis sería Little Oyster Island. La cosa es que la isla se vendió varias veces a lo largo del periodo colonial, y los habitantes con barca de la zona lo utilizaban de parque recreativo, e incluso se abrieron puestos comerciales de ostras. También, en la década de 1760, se colgaban piratas públicamente en un famoso árbol de la isla.
A finales del siglo XVIII la isla y gran parte de la actual Nueva York se fortificó hasta los dientes para protegerse de las guerras que pensaban que estaban por venir contra las potencias europeas, pero no, no hubo que utilizar las baterías instaladas, y poco a poco se fue deteriorando todo el fuerte. Claro está que tuvo que tuvo que ser restaurado para la Guerra de 1812 contra Reino Unido, y aunque tampoco se usaron los cañones, sí sirvió de cuartel y cárcel. Lo mismo ocurrió en la época de la Guerra Civil, y tras esta se retiraron todas las armas de la isla.
Ya a finales del XIX se creó una estación de inmigrantes que tuvo su pico más alto en la primera década del siglo XX. Durante este periodo fue cuando llenaron la isla de cositas, como si fuese un escenario de LEGO, pues la aduana se quemó y cuando fueron a construir otra aprovecharon y pusieron un hospital, un centro de salud mental, un cuartel, un invernadero, un no sé qué, un no sé cuántos… Querían que lo primero que viesen los inmigrantes fuese imponente. Esta estación de inmigrantes solo se cerró durante la Primera Guerra Mundial, que sirvió de cárcel, y luego volvió a ser lo que era hasta 1924, convirtiéndose en un centro de detención de inmigrantes sin papeles hasta el año 56. Desde 1990, Ellis es una pequeña isla-museo que acoge a muchos turistas al año.

ANECDOTARIO
Fue la estación de inmigración más importante de Estados Unidos, y la que siempre sale en las películas donde los italianos aparecen cagaos porque piensan que les van a dar la patada. Por este lugar pasaron 12 millones de inmigrantes que posteriormente se esparcieron por todo el territorio llamado hoy Estados Unidos de América. Se estima que un 40 por ciento de la población actual del país, si rastrea su ascendencia, encontrará al menos un pariente que pasó por la isla Ellis… De hecho, alguno seguirá vivo.
Cuando los viajeros llegaban después de aquella travesía trasatlántica, eran sometidos a un examen concienzudo, físico y psicológico, para determinar si era apto o no para ingresar en el país americano. La mayoría solía cantar victoria (el 98 por ciento de aquellos 12 millones pudo convertirse en estadounidense), pero hubo un pequeño número que se quedó a las puertas por presentar algún tipo de enfermedad contagiosa o insalubridad mental, y tampoco entraban aquellos que tenían antecedentes penales.
Como los trasatlánticos no podían navegar en las aguas poco profundas de la bahía, los pasajeros se bajaban en Manhattan para luego dirigirse a la isla Ellis mediante transbordadores. En este breve procedimiento, algunos inmigrantes de primera y segunda clase que tenían algo de pasta, aprovechaban para comprar a funcionarios corruptos que les dejaran salir directamente sin pasar por el islote.
Y, para terminar, es curioso que los primeros inmigrantes que llegaron a la isla Ellis fueran tres menores irlandeses. Eran hermanos y la mayor, adolescente, se llamaba Annie Moore. Su familia les esperaba en Nueva York. Hoy, en el Museo de Inmigrantes de la isla un monumento de estos tres hermanitos recuerda aquel 1 de enero de 1892.

CÓMO LLEGAR
Sí, hay un puente desde Jersey City, pero no está abierto al público, de hecho, se creó para la carga y descarga y se tenía pensado derribarlo después, pero ahí sigue. Así que la única manera de llegar al islote es en ferry. La única compañía autorizada para llevarte es Statue Cruises, y hay dos puntos de salida: desde Battery Park en Nueva York o desde Liberty State Park en Nueva Jersey.

¿QUÉ HAY POR AHÍ?
Lo principal es el Museo de Inmigración donde podrás obtener si lo deseas una audioguía que te irá contando (tal vez en el idioma que quieres, que son 12 diferentes. El boleto de ferry lo incluye) la historia de inmigración de los Estados Unidos. Tres pisos seccionan el museo: la primera planta contiene la sala de equipajes y alguna exposición. También la tienda de regalos, un café y el puesto de información donde podrás pedir información de seguimiento de tu historial familiar… ¿Quién sabe? Tal vez algún antepasado tuyo pasó por Ellis.
En la segunda planta está el gran salón, que era la sala de registros. La sala de audiencias, un teatro y un par de galerías e exhibición. En el tercer piso encontrarás la biblioteca y otras exhibiciones.
Si lo prefieres, puedes contratar a un guía de carne y hueso, y si elijes el recorrido largo incluye la oportunidad de conocer el lado sur de la isla, donde se encuentra el hospital ruinoso. Esta ruta es para mayores de 13 añitos y cuesta unos 60 dólares.

Y fin de la isla Ellis. Se acabó este post como se acabó la oficina de inmigración. Ahora toca ir a verlo y empaparse de las historias de aquellos y aquellas viajeras que buscaban empezar una nueva vida en aquella tierra prometida. Si no me equivoco, en la siguiente entrada de las Islas Fantásticas nos volvemos a Oceanía, que es el continente de las islas. Allí nos vemos.
¡Saludos, navegantes!
¡Que padre experiencia! Muy interesante su historia 🙂
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Muchas gracias, Mariana! 😉
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