INFORMACIÓN
Eilean Mòr es simplemente un islote rocoso perteneciente a las islas Flannan, siete rocas de poca monta totalmente a la deriva en el Atlántico norte, a unos 32 kilómetros de las Hébridas Exteriores, a las que pertenecen. Todo esto se encuentra al noroeste de Escocia, país soberano de los islotes.
Eilean Mòr significa “Isla grande” en gaélico escocés, no porque el islote sea grande, sino porque es el más grande de los siete que forman las Flannan. No supera las 18 hectáreas de extensión, sin embargo, tiene una altura aceptable en comparación con su tamaño, de 88 metros sobre el nivel del mar, el punto más alto también de las Flannan. Su forma es curiosa, está rodeado de acantilados erosionados y la meseta está en cuesta. Al este, en la parte más alta, asoma con orgullo un faro blanco que seguramente ha salvado muchas vidas, teniendo en cuenta lo accidentado del lugar y las olas que allí se deben de formar.
Como es de suponer, no hay persona viviente entre las islas (tal vez sí haya algún esqueleto bajo los acantilados), pero la única estructura habitable se encuentra en este islote, gracias al faro, pero como digo, hoy día está automatizado. Quienes sí dan vueltas a la isla constantemente son los frailecillos, las pelusas europeas y los kittiwakes de patas negras, entre otras aves marinas. Curiosamente también hay conejitos que los antiguos fareros llevaron consigo.
HISTORIA

Se cree que el nombre de estos islotes, Flannan, vienen del obispo y santo irlandés Flananio de Killaloe, que vivió durante el siglo VII. Este señor evangelizó las islas Hébridas, incluyendo los islotes que llevan su nombre, y en sus últimos años de vida se marchó a Eilean Mòr a vivir como un ermitaño, construyendo una pequeña casita de piedra que hoy en día sigue existiendo.
El lugar es considerado maldito para los marineros, pues debido a las rocas y al oleaje traicionero ha habido mucho naufragio por esa zona, por eso mismo, estos llamaban a las rocas “Los Siete Cazadores”. Para minimizar los accidentes se construyó un faro a finales del siglo XIX, junto con dos embarcaderos, unas escaleritas, una casa junto al faro y unos raíles que facilitaran el transporte de víveres y combustible para el farero y el faro, respectivamente. Todo esto fue tarea difícil para la época, pues teniendo en cuenta los acantilados más los constantes rugidos de Poseidón, la llegada de material y provisiones no era sencilla. Finalmente, el 7 de diciembre de 1899, el faro alumbró por primera vez. En 1971 el faro fue automatizado y se construyó también un helipuerto para facilitar las revisiones necesarias.

ANECDOTARIO
El barco de aprovisionamiento de los fareros llegó a la isla el 26 de diciembre de 1900, seis días después de lo estipulado, pues el mal tiempo no les había permitido llegar antes. El día 18 de ese mes fueron informados que, tres días antes, otro barquito que había pasado por ahí en la oscuridad de la noche, no había visto lucir el faro, lo cual hacía creer que algo raro estaba pasando.
La suposición de la desgracia aumentó cuando el barco de aprovisionamiento llegó y se encontró sin el recibimiento de los tres fareros correspondientes, por lo tanto, sin la ayuda de estos para atracar. Un bote se echó al agua y tan solo el farero de relevo (eran cuatro en total y se iban turnando) remó hacia el islote. Este llegó al complejo del faro y encontró todas las puertas cerradas y sin respuesta desde el interior. Forzó la puerta y observó que el reloj estaba parado al no haberle dado cuerda, las cenizas del calentador estaban frías, las camas sin hacer, una silla tirada por el suelo, pero… ni rastro de sus compañeros.

Él y tres marineros voluntarios se quedaron en la isla para activar el faro y, mientras tanto, revisaron de nuevo todo en busca de pistas y de los fareros desaparecidos, a los que nunca encontraron. Solo uno de los abrigos (uno de esos de Pescanova para el mal tiempo) estaba colgado en la percha, y uno de los embarcaderos tenía serios destrozos. El caso era un auténtico misterio, sobre todo el haberse encontrado las puertas del complejo cerradas por dentro.
La noticia llegó al país y brotaron muchas teorías. Mientras que algunas conjeturas hablaban de dioses, brujas y pájaros gigantes, otras buscaban hechos más lógicos, y la teoría más aceptada es la de las olas gigantes: Mientras dos de los fareros aseguraban el equipo cerca del acantilado en medio de una horrible tormenta, el otro preparaba el faro para ponerlo a funcionar. Este último vio aproximarse unas olas de gran tamaño al islote y salió corriendo para avisarles, pero sin mucho éxito, pues los tres fueron barridos por el furioso mar. Esto explica que el faro estuviera preparado para su encendido, o que uno de los abrigos no hubiese sido utilizado, pero no explica por qué las puertas estaban cerradas por dentro.
En 2018 se estrenó una película basada en estos hechos. Es un largometraje que arroja su propia teoría, donde mete un cofre del tesoro de por medio y luego se empieza a liar. Os dejo el tráiler (pincha AQUÍ) por si queréis echarle un ojo.

CÓMO LLEGAR
Hay cruceros que parten desde Lewis, en las islas Hébridas Exteriores, en Escocia, pero hay que reservar antes, no porque vaya mucha gente, sino porque si no reserva nadie, pues no se va. El viaje dura un día y te da unas vueltas por los islotes, y por supuesto te deja pisar e investigar Eilean Mòr por unas 100 libras esterlinas, más o menos. Otras empresas como North Coast Sea Tour, por ejemplo, hacen rutas de varios días que incluyen las Flannan por 460 libras.
¿QUÉ HAY POR AHÍ?
Pues ya lo he dicho todo, en realidad. El faro blanco es lo más llamativo del lugar, uno clásico, de esos antiguos y de dibujo animado. La torre es parte de un complejo, edificio no muy amplio, donde vivían los fareros. Cerca se encuentra la pequeña estructura que levantó San Flannan para terminar sus días… Tan pequeña que los fareros la llamaban la caseta de perro. Poco más que ver, salvo nidos de frailecillos y otras aves.

Eilean Mòr es la isla número 35 de esta serie de Islas Fantásticas, y con ella doy fin a esta temporada. Intentaré volver con ello en unos mesecitos, pero en verano lo paro. Espero que os haya gustado mucho este islote escocés, y si no, pues lo siento mucho, es lo que hay, colega.
¡Feliz verano, navegantes!
Me encanta leer tus fichas insulares y teletransportarme por esos lares por unos minutos. ¡Buen verano y un abrazo!
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Gracias Sergio. Buen verano también para ti 😉
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Ohh nos vamos a quedar todo un verano sin heroínas y sin nuestras islas remotas y misteriosas como ésta. Disfruta de éste verano tan raro y dónde vayas, que encuentres lugares interesantes, aventuras y sobre todo pásalo genial. Un besote David¡¡😘😘
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Uff… El verano no tiene buena cara para mí jaja. Si dejo el blog en verano es porque no me da la vida con el trabajo, que a penas tengo tiempo para contestar los mensajes. Gracias, Bea. Buen veranito para ti y para los tuyos! 😘
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