MANIFIESTO DE LAS BARINESAS
Pedro Briceño, gobernador de la provincia de Barinas, sudaba miedo en su despacho visitado por los fantasmas de la ocupación realista, que querían su cabeza, entre otras. Escaseaban los soldados para combatir al enemigo, que se acercaba al galope, envenenando Nueva Granada. Tal vez pensó que ya habían llegado, que estaban allí justo, tras la puerta de madera maciza, pues un alboroto aceleró aún más su musculo central. De repente se abrió la puerta y el gobernador amagó con levantarse, pero se quedó inmóvil al ver a un grupo de mujeres acercándose a su mesa. El guardia de la puerta mostraba una cara de horror, y avergonzado pedía disculpas con la mirada, pues poco pudo hacer ante aquella estampida femenina.
La primera de las mujeres, Josefa Camejo, tomó la palabra y exigió que se las escuchara, y seguidamente leyó el manifiesto que aquellas mujeres habían preparado cuidadosamente unas horas antes, donde se pedía la participación femenina en la lucha contra las ofensivas realistas, con el afán de proteger su tierra y a los suyos.
Briceño, aún afectado por el susto producido por estas mujeres, sentenció que no tenía intención de hacerlas partícipes en la defensa, argumentando que el sexo femenino flaqueaba en los escenarios bélicos. Las mujeres se alteraron por un momento y, Josefa, volviendo a tomar la palabra, le dijo “El sexo femenino, señor, no teme los horrores de la guerra: el estallido del cañón no hará más que alentarle, su fuego encenderá el deseo de su libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio”.
VIDA DE JOSEFA
La Camejo nació en 1791 en un pueblito de la península de Paraguaná, al noroeste de la actual Venezuela. Sus padres, adinerados, eran dueños de una hacienda y tenían personal a su servicio. La pequeña Josefa simpatizaba con estos trabajadores y no entendía por qué sus vidas eran desiguales.
Su educación escolar tuvo lugar en la ciudad de Coro, en un convento con las monjitas, y más tarde es enviada a otro convento en Caracas para terminar sus estudios. Es allí donde empieza a meter las narices en los asuntos revolucionarios y a conocer las movidas libertarias. A los 20 años se traslada con su madre a Barinas y, alentada por su tío Monseñor Mariano de Talavera, secretario de la Junta Patriótica, reúne a un numeroso grupo de mujeres para la lucha armada contra los realistas que han invadido Barinas. Dos años después se casó con un coronel del ejército patriota.
Ante la invasión realista, los patriotas tuvieron que huir hacia Bogotá, trayecto que fue guiado por Josefa, y aunque muchas personas cayeron en el camino (su madre, entre ellas), demostró ser una auténtica líder. En Bogotá dio a luz a su primer hijo, pero eso no le impidió seguir con la lucha.
En 1820, con 29 años, fue la encargada de combatir y resistir ante los realistas en Paraguaná, logrando la victoria poco después con la ayuda de los esclavos que trabajaron en la hacienda de sus padres, consiguiendo con aquella victoria la independencia de la provincia de Coro. Josefa no solo fue una soldado más, pues su inteligencia y decisión la convirtieron en una persona polivalente, al frente de la guerrilla, realizando tareas de espionaje y coordinación de estrategias contra el enemigo, además de cuidados entre las tropas y discursos moralizadores. Su imagen animó a otras mujeres venezolanas que como ella participaron en las Guerras de la Independencia.
Se cree que murió en Ciudad Bolívar, en la parte oriental de la Venezuela actual, en 1862.
LEGADO
De manera simbólica podrás encontrar los restos de Josefa Camejo en el Panteón Nacional de Venezuela, en Caracas. Calles, avenidas, plazas, escuelas, centros culturales llevan su nombre en diferentes municipios del país, sobre todo en la parte noroeste de Venezuela. El aeropuerto de Judibana, en Falcón, lleva el nombre de la heroína, donde encontrarás también un busto de ella. Y en cuanto a monumentos y estatuas, los hallarás en las ciudades de Coro y Pueblo Nuevo.

Con Josefa Camejo finaliza esta serie de guerreras sudamericanas, y también doy por terminada la actividad del blog de este curso 2019/20. Espero volver nada más terminar la estación veraniega, pero… a saber. Mientras tanto, disfrutad este verano de todo lo que os ofrezca la vida.
¡Un besito y a la cama!
Excelente como todas las anteriores. Me harán mucha falta tus entradas sobre las heroínas suramericanas 😢
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Gracias!!! Buen verano! 😉
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Vaya, me meto en tu blog para ver si habías publicado y veo que se me había pasado este post¡¡ Es que ya estoy con mono de tus heroínas😥 Espero al menos que hayas pasado un verano estupendo😘😘
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Hola Bea! Un verano de pico y pala, pero bueno. De momento tengo esto parado, pero me meto de vez en cuando y os leo, aunque me he dado cuenta que mis comentarios ahora salen en «anónimo», así que cuando te escriban anónimos, que sepas que alguno seré yo jaja. Un saludo y gracias por la visita!!! Un abrazo.
PD: Espero que tu verano haya sido mejor que el mío 😉
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Bueno que decirte, si no me he ido aún de vacaciones😥puedes imaginar que lo estoy deseando, aunque hay tantas restricciones que somos los apestados del mundo, aunque en algún lugar terminaré. Si he recibido anónimos, no sabía quien era jaja. A ver cuando regresas que te echamos de menos por aquí seguro que ya tienes preparadas historias bien interesantes😉Un besote😘😘
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