Farmakonisi

INFORMACIÓN

Con este nombre solo puede tratarse de una isla griega (Φαρμακονήσι), que ya era hora de mostrar alguna helénica, con todas las que hay, y tan llena historias, de mitos y de leyendas… Pues elegí Farmakonisi, que significa isla de las medicinas, pues se dice que en la antigüedad había muchas hiervas curativas por aquí.

Pequeña ínsula de 3,6 km de largo y 1,2 km de ancho, teniendo su punto más alto a 106 metros sobre el nivel marítimo. Se encuentra en el mar Egeo, en la parte norte del archipiélago del Dodecaneso, y a tan solo 12 kilómetros de la costa turca. Forma parte de la administración del municipio de Leros, otra isla que se encuentra a unos 30 km hacia el oeste. En cuanto a los habitantes, se han ido despachando, pues si en el 2001 contaba con 74 personitas, diez años después, en el censo de 2011, son 10 los que habitan la isla, y únicamente militares patriotas o jóvenes haciendo el servicio militar obligatorio destinados a este lugar. En cualquier caso, todos y todas fruncen el ceño hacia las costas de Anatolia.

HISTORIA

Hipócrates rodeado de sus queridas plantas medicinales.

Escasea la historia documentada de Farmakonisi, pues es un pedrusco pequeño que ha visto las idas y venidas de una población que buscaba recursos sostenibles, y con las sequías, esta isla no es compatible. Aun así, se dice que el famoso médico Hipócrates visitaba la isla de vez en cuando desde Kos (de donde era él, 40 km al sur) para recolectar así las plantas medicinales que brindaba esa tierra, en el siglo IV a.C.

Hay restos de murallas y de edificios por la isla que hace suponer que este lugar tuvo su importancia, pues nadie construye muros ciclópeos (con piedra gorda que parece que lo han construido los cíclopes) si no hay algo que proteger. Farmakonisi también ha sido refugio de piratillas que pululaban por el Mediterráneo durante siglos y siglos. Algunos edificios y suelos de mosaico revelan que también los romanos asentaron su culo aquí.

Ya en la edad media, los bizantinos regalan esta y otras islas al monje Christodoulos en 1087, pero le duraría poco por motivo de rebeliones religiosas y esas cosas que solo entenderá Dios. Otros que se hicieron con las islas del Dodecaneso fueron los Caballeros de Malta, permaneciendo es su poder varios siglos, hasta que en el siglo XVI se piraron y pasaron a manos de los Otomanos.

Al final de la guerra ítalo-turca en 1912, el Reino de Italia ocupó el archipiélago y ahí se quedó hasta 1943, cuando en plena Segunda Guerra Mundial se convirtió en una pelota que iba botando de bando en bando, como el nazi, el británico, y finalmente, en 1947 se convirtió en una parte del antiguo Reino de Grecia.

En 1994, la isla se incluyó en un plan del Ministerio de Defensa Griego para repoblar las islas deshabitadas y así alejar a los turcos de reclamaciones territoriales, pero finalmente se abandonó dicho plan y la isla siguió deshabitada (aunque el censo diga lo contrario). Solamente a unos pastores y a sus cabras se les dejaron danzar por ahí. En los años posteriores y hasta la actualidad, los turcos acechan la isla, pero el ejército griego ha montado un pequeño campamento militar en el lugar y le hacen un corte de manga a cualquier avión vecino que sobrevuela Farmakonisi. Se odian a muerte.

En la segunda década del siglo XXI y hasta ahora, la isla se ha convertido en el objetivo de muchos refugiados provenientes de Siria y Afganistán que quieren entrar en la Unión Europea, habiendo movidas migratorias casi todos los trimestres y denuncias contra las violaciones a los derechos humanos por parte de los políticos y militares, que no pudiendo evitar la llegada de refugiados, no condicionan la isla a lo que se les puede venir encima, dejando a estas personas sin agua ni alimentos durante días, hasta que llegan los barcos de rescate de Leros. En 2014 naufragó una patera en las costas de la isla y murieron 3 mujeres y 9 niños, y según algunas acusaciones de los supervivientes, las autoridades portuarias hicieron lo contrario a lo que se puede esperar de una ayuda.

Refugiados pasando una tarde de verano estupenda en el Aquopolis (www.diariodenavarra.es)

ANECDOTARIO

Como he dicho al principio, podría haber elegido cualquier isla griega, pues prácticamente todas sorprenden con su historia y su mito correspondiente. Elegí Farmaconisi por el protagonista que ocupa la anécdota, que no es otro que el gran Julio César, un emblema histórico, guerrero y político que cualquier estratega predecesor ha tenido que estudiar… Tanto los títulos “káiser” como “zar” provienen de su nombre, así que con eso te digo todo.

La historia que viene ahora aparece en las Vidas Paralelas de Plutarco, un historiador y filósofo griego del primer siglo después de Cristo, donde hace un trabajo biográfico de importantes personajes de la historia griega y romana. La historia de Julio César hecha por Plutarco no ha llegado completa a nuestros tiempos, pero sí su aventura en esta pequeña islita:

¿Y no va el tío este y se pone un mes?

Cayo Julio César nació en Roma cien años antes de que Cristo asomara la cabeza, en la cuna de una familia patricia e influyente. El chico apuntaba maneras, y muy pronto le fueron encargando cositas, pero como tenía algún que otro enemigo importante, no podía desarrollarse como a él le gustaría, hasta que la muerte de Sila le dio la oportunidad de darse a conocer en la abogacía y la oratoria. Estas dotes las fue perfeccionando en el suroeste de Anatolia, donde estaba destinado. Con 25 años decidió viajar a Rodas para completar ese don que Júpiter le había proporcionado, y es en este viaje donde empieza el capítulo más surrealista de Julio César…

Los piratas eran frecuentes en el Mediterráneo, y los saqueos y secuestros estaban a la orden del día por el Egeo, ya que, tanta isla era sinónimo de buen escondite. Así fue que, de camino a Rodas, la embarcación de Julio Cesar es asaltada por piratas y a él le trasladan a la isla Farmaconisi, donde pedirán un rescate de 20 talentos de oro por el chico, que era un pastón, pero el jovencito César, soberbio como nadie, se mofa de esa cantidad y les propone que pidan por él 50, pues su narizota lo valía, y así le hicieron caso. 48 días permaneció en cautiverio hasta que se pagó el rescate y fue liberado, y mientras tanto no perdió el tiempo, pues practicaba sus discursos ante unos piratas que pasaban de su culo, pero que, sin embargo, le trataron muy bien. A pesar de ello, el futuro dictador de Roma les amenazaba de vez en cuando con una venganza, una vez libre, claro, cosa que provocaba carcajadas entre los secuestradores.

Ya en libertad se puso manos a la obra, y en seguida se echó de nuevo a la mar con una flotilla en persecución de aquellos piratas, pues Julito nunca falta a su palabra. Les cazó y les llevó a la prisión de Pérgamo (costa turca del Egeo). A él mismo le encargaron la decisión de castigo, así que les crucificó, eso sí, como habían sido tan buenos con él, les degolló antes para que no sufrieran de más ¡Qué majo este Julio!

CÓMO LLEGAR

¡A ocurrido de nuevo! Otra isla custodiada por unos soldados que no van a permitir que pongas tus pies sucios en ella. A día de hoy no hay conexiones marítimas salvo con la isla de Leros, pero estos barcos solo transportan personal del ejército y los víveres necesarios. La isla posee un helipuerto, pero estamos en las mismas, aunque tuvieses tu propio helicóptero no ibas a tener manera de aterrizar sin que te fundan a pepinos. Siempre puedes unirte a los refugiados sirios y llegar en patera desde Didim (Turquía), pero creo que sería de mal gusto.

El puerto low cost de Farmakonisi, siempre lleno.

¿QUÉ HAY POR AHÍ?

Lo que más hay en Farmakonisi son cedros y ratas, pero esto no es muy interesante. A parte de la infraestructura militar, cuenta con un pequeño puerto natural en la bahía este de la isla, un faro en la cima y, en la parte central, a pocos metros del puertecito, se encuentra la iglesia ortodoxa de San Jorge. Los restos de muros, estatuas, columnas y acrópolis recuerdan que aquello fue bien poblado y querido, tal vez por las supuestas hiervas medicinales tan ansiadas por Hipócrates, o quizá por situarse en un lugar perfectamente estratégico.

REFERENCIAS

La bandera bien ondeante, que se la coman los vecinos.

Ya veis que las pequeñas islas del Mediterráneo han servido de jaulas para muchos personajes históricos de épocas dispares, como Napoleón en Elba, Lucila en Capri o Trotski en Büyükada, por ejemplo, pues las olas del mar son los barrotes más fuertes. Espero que hayáis pasado un buen ratete leyendo este capítulo de la vida de Julio César, yo ahora me despido hasta la próxima.

¡Un saludo, navegantes!

2 comentarios en “Farmakonisi

  1. Como siempre vaya lugar curioso, lo que me sorprende es su nombre, me pregunto si ha cambiado con el paso de los siglos y antes no era el casi erial que es ahora, porque si iban a buscar hierbitas sería por algo. Después de tanta piratería y de pasar de mano en mano supongo que se la considerará un enclave estratégico para estar en manos de los militares. Flipo la cantidad de islas que hay en el mundo que no se pueden pisar salvo que vistas uniforme, pero cuantas islas prohibidas hay. Tu sección debería de llamarse las islas prohibidas, vaya tela. Me ha encantado la soberbia de Julio, fíjate la de políticos actuales que hay con la misma aptitud. El mundo cambia, la soberbia no😑. Un besote David y pasa muy buena semana😘😘

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