INFORMACIÓN
La isla Clipperton, también conocida como Isla de la Pasión, es un atolón que se encuentra en el Pacífico norte, en la parte más oriental del océano, a 1.120 km del punto continental más cercano, y este es el estado mexicano de Michoacán. Sin embargo, el punto terrestre más próximo es la isla Socorro (México), a casi 1.000 km hacia el norte. A pesar de que México sea el país más cercano al atolón, no es quien posee la soberanía del territorio, aunque lo ha reclamado con ganas a lo largo de su historia. Clipperton pertenece, pues, a Francia, administrada por la Polinesia Francesa, y eso que su capital (Papeete) está a más de 5.000 km hacia el suroeste.
La figura de la isla es como la de un típico atolón: un anillo de coral, en este caso cerrado y más o menos redondo, que rodea una laguna donde antes había un cráter volcánico que ha ido sumergiéndose con el paso de los milenios. Clipperton tiene una superficie coralina emergida de 6 km cuadrados, y una línea de costa de 11 km, así que, dar una vuelta entera a la isla es un paseíto perfecto para quemar calorías. La población humana es tan escasa que no te vas a encontrar a nadie en ese paseo. Durante el verano y el otoño empiezan los ciclones y las tormentas locas, y lo raro es que no te ahogues, eso sí, cuando las nubes dejan entrar a los rayos del sol no hay sombra que los detenga.
HISTORIA
No está clara la cosa cuando hablamos del descubrimiento de Clipperton. Algunos dicen que fue Magallanes en 1521, y otros le otorgan esta hazaña a Álvaro Saavedra Cedrón, que se topó con ella cuando buscaba una ruta desde América Central hacia las Filipinas en 1528. El caso es que la isla fue bautizada como isla Médanos.
A pesar de que en los mapas del mundo ya aparecía este atolón, aparentemente nadie lo pisó hasta 1705, y fue por el pirata inglés John Clipperton, del que se dice que eligió ese lugar como base de operaciones, pues cerquita pasaba la ruta marítima de los españoles hacia Manila. Como habéis podido observar, la isla toma el nombre de este personaje. Seis años después, en 1711 aparecieron por ahí los franceses y la rebautizaron como “Isla de la Pasión”, pues llegaron a este lugar en viernes santo. Ya conocemos a los vecinos de arriba, muy parecidos a los ingleses en eso de reclamar trozos de tierra esparramados por el mundo, y la cartografiaron y estudiaron con más detalle en los años posteriores.
Fue en el siglo siguiente cuando varios países se empezaron a interesar por el atolón, como México, por su cercanía y por la herencia del imperio español. Estados Unidos estaba arribísima con lo de la Ley de las Islas del Guano en 1856, y claro, estaban todos los marineros estadounidenses buscando islas para explotar, así que estos también la reclamaban. El Reino Unido quería meter mano también por el paso de John Clipperton, pero claro, como fue un pirata, pues no tenía muchos derechos de reclamo. El caso es que Francia se estaba mosqueando, así que, en 1858, Napoleón III mandó soldaditos y lo anexó, aunque siguió todo igual, pues a final de siglo XIX las empresas de guano estadounidenses ya habían desembarcado y estaban explotando el material… incluso habían clavado su banderita de barras y estrellas. Y, los mexicanos, que no querían quedarse atrás en la disputa, se pasaron por la isla ese mismo año (1897) con militares y un gobernador.

A partir del siglo XX, Estados Unidos se pispa de que la explotación no está siendo muy rentable, pues el guano de Clipperton no era de buena calidad, así que en 1906 venden los derechos de explotación a una empresa británica que comienza a darle caña al guano junto con los mexicanos, siendo este el momento auge del atolón al haberse plantado cocoteros y creado una infraestructura digna para los mineros y sus familiares, abastecidos por un barquito que iba y venía de México. La cosa es que tampoco les fue muy bien con el guano, y en 1910 los británicos abandonaron la isla y se quedó allí una colonia militar de mexicanos que venía muy bien para que los franceses no siguieran metiendo las narices, pero claro, pasó que ese mismo año estalló la Revolución Mexicana, y unos pocos años después la Primera Guerra Mundial, así que todo el mundo se olvidó de Clipperton.
Cuando pasaron las movidas internacionales, Francia y México buscaron solucionar el problema de soberanía sobre el atolón, y fue Víctor Manuel III de Italia el árbitro encargado de asignar un ganador a la disputa, declarando en 1931, que Clipperton pertenecía a Francia, ya que los mexicanos no habían podido demostrar que aquel trozo de tierra hubiese sido posesión española. Fin del conflicto.

En el periodo de la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses se interesaron en la isla por motivos estratégicos, y la llegaron a ocupar. Tras la guerra se piraron y volvió a su soledad, visitada de vez en cuando por científicos y biólogos, como el ornitólogo estadounidense Ken Stager en 1958, quien, aterrorizado por la masacre de huevos (de piqueros) llevada a cabo por los cerdos introducidos, tomó una escopeta y se empezó a cargar a la piara. Años más tarde, en 1962, unos náufragos echaron de menos a estos cerdos. También fue visitado por Jacques Cousteau en 1978, quien filmó el documental Clipperton, la isla que el tiempo olvidó.
ANECDOTARIO
Volvamos a ese punto histórico donde comienza la Revolución Mexicana, en 1910. En ese momento teníamos en el atolón una guarnición del país centroamericano junto con sus familias, liderado por el gobernador militar Ramón Arnaud. La compañía británica que explotaba el guano únicamente había dejado a un representante alemán, quien fue el que plantó los trece cocoteros.
Por los motivos políticos que acontecían al país, en el continente se fueron olvidando de los colonos de Clipperton, y el barco de suministros dejó de moverse, haciendo que el hambre y los nervios comenzasen a aflorar al tener que tirar de provisiones. En 1914, Arnaud consiguió llegar al continente y convencer al reciente presidente del país, Victoriano Huerta, para que volviera a suministrar la isla. El gobernador volvió a Clipperton, pero nunca vio llegar al barco prometido, pues este fue hundido en la única batalla naval de la Revolución. Por desgracia, los desnutridos habitantes del atolón siguieron pensando que en algún momento llegarían los nutrientes por el horizonte. Poco después, tres hambrientos marinos se echaron a la mar en una balsa y lograron llegar a Acapulco, pero se encontraron con el mundo patas arriba, entre la Revolución y la Primera Guerra Mundial, a nadie le interesaba ya ayudar a la abandonada guarnición.
Un crucero estadounidense llegó a la isla con la intención de rescatar a unos compatriotas que habían encallado allí con su goleta unos meses antes, y se ofreció para trasladar a los colonos, pero solo se llevó al alemán. Al parecer, Arnaud declinó la oferta de la marina estadounidense por miedo a ser acusado de desertor, pues tenía antecedentes, sin embargo, en la isla ya habían muerto muchos soldados por escorbuto, pues los pocos cocos que daban aquellas palmeras plantadas estaban asignados para los niños, niñas y mujeres lactantes. En ese momento quedaban 14 hombres, 6 mujeres y 6 niños.
Pasaron años y las provisiones se agotaron. Tenían que sobrevivir comiendo pajaritos, huevos, peces y, únicamente tres cocos a la semana, insuficiente para proveer de vitamina C a todos supervivientes, que cada vez eran menos. Los hombres, como no estaban consumiendo cocos, empezaron a volverse turulus, y se sospecha que, en una de esas, en octubre de 1916, el gobernador Arnau creyó ver un barco en el horizonte, y se echó a la mar con la mayoría de los hombres para intentar alcanzarlo con una canoa… No les cojáis cariño, porque se hundieron frente a la isla y fueron comida para peces. Ya solo quedaban las mujeres, los niños y un hombre llamado Victoriano, el farero, que era un eremita.
Hasta entonces todo había sido horroroso, pero las cosas siempre pueden empeorar más, y de eso se iba a encargar el farero. Este tipo maldito se autoproclamó rey de Clipperton y, junto con un rifle, siembra el terror en la isla. Viola y mata a quien opone resistencia, y se asigna a una de las mujeres como concubina involuntaria que va cambiando cuando le place. Así transcurren los meses, hasta que, en julio de 1917, dos de las mujeres consiguen acabar con él a martillazos y puñaladas. Curiosamente, ese mismo día, un buque estadounidense divisó a las supervivientes y las rescató. 4 mujeres y 7 niños.

CÓMO LLEGAR
Surcando el océano es la única manera de llegar, y aun así está la cosa complicada porque, o posees un barco o tienes que unirte a alguna expedición (científica, cinematográfica, pesca, etc.). Tanto si eliges la primera opción como la segunda, tendrás que pedir el permiso necesario en la Alta Comisión Francesa de la Polinesia. Si te unes a alguna expedición, seguramente tendrás que aportar algo, y aquí no siempre vale lo de soltar billetes, es más, si aun gastándote buena parte de tus ahorros, aún tienes guita en los bolsillos, en la isla solo vas a poder utilizarlo para hacer una hoguera, porque allí ni hoteles, ni restaurantes ni nada parecido.

¿QUÉ HAY POR AHÍ?
Pues lo que decía… Aquí no hay absolutamente nada de interés, a no ser que seas geólogo, climatólogo, biólogo o pescador, entre otras profesiones del estilo. En el sudeste de la isla hay una roca volcánica de 29 metros de altura muy representativa, que fue donde estaba el faro y donde fue asesinado el farero. Al noroeste hay una especie de pista de aterrizaje que nadie se atreve a probar. Otro símbolo de Clipperton son las palmeras que plantó el alemán, que no se expandían porque los cangrejos rojos, que eran muy numerosos, cortaban de raíz cualquier brote esperanzador. Hoy los cocoteros se han multiplicado, pues en el año 2000 se introdujeron accidentalmente ratas de campo, que diezmaron a los cangrejos y, por lo tanto, dejaron salir a las palmeras. A pesar de todo, las ratas están acabando con el ecosistema, así que se estudia su erradicación.
Aves hay por doquier, pues es un punto de parada obligatoria para los pajaritos más viajeros, que se estima que son 26 las especies que hacen escala en el atolón, albergando a la colonia más grande del mundo de piqueros enmascarados. Por otro lado, si lo que te interesa es lo que está debajo del mar, mírate el documental de Cousteau y disfrútalo. Para terminar, solo decir que la basura a la deriva decora la isla con plásticos de todos los colores.

REFERENCIAS
- https://www.elperiodicodearagon.com/cultura/2019/08/24/rey-clipperton-46612763.html
- https://tiplr.com/tips/oceania/clipperton-island-getting-there-amp-staying/
- https://fr.wikipedia.org/wiki/%C3%8Ele_Clipperton#Aspects_culturels
- https://www.youtube.com/watch?v=ChovdQFRT7U
- https://www.youtube.com/watch?v=RQLFxlAd8ck
- https://www.youtube.com/watch?v=QgKiIhD2qjk&t=1493s
- http://www.clipperton.fr/
Y eso es todo, amiguis. Curiosa historia tiene la isla, no me digáis que no ¿Eh? Supervivencia y asesinatos, como bien os gusta, que os conozco. El mes que viene os traigo algo más tranquilo, os lo prometo, pero mientras tanto… que no os coma un tiburón, por favor.
¡Un saludo, navegantes!
Mientras iba leyendo tu post pensaba que raro que no aparezca un drama y…. acabáramos!! un farero psicópata y violador, abandonados sin que pase ni un barco y termina con la invasión de roedores, pero que fuerte me parecen las historias de las islas. Leyendo tus post sobre ellas me doy cuenta que darían tema para muchos libros y pelis, no dejan de sorprenderme. Cómo siempre me ha encantado tu relato🙂 Pasa muy buena semana 😘😘
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