Un pitido fino circulando por el laberinto de mi cabeza es posiblemente lo último que pude escuchar de mis oscuros sueños o, por el contrario, lo primero que escuché al recuperar la consciencia, que bien podría haber tardado más en volverme, porque menuda tormenta estaba albergando dentro. Se fue esfumando el pitido, pero llegaron los …